¿Dejas que invadan tu territorio? Poner límites en tu vida es una forma de auto amarte. Preserva tu espacio sagrado en 3 pasos.
Cuando ponemos por encima de nuestros deseos los deseos de los demás, nos estamos desvalorizando a nosotros mismos. Nos han inculcado que tenemos que ser buenas personas con nuestro prójimo, pero nadie nos explica que en primer lugar debemos ser buenos con nosotros mismos, amarnos y priorizarnos.
Una de las mejores maneras de mostrarnos nuestro amor propio es aprendiendo a ser coherentes con nosotros mismos, con nuestros deseos y nuestro sentir, pues de lo contrario nos estamos traicionando y le estamos diciendo a nuestra alma, a nuestro Yo más profundo, que no merece, que no es valiosa, que no es importante, y con ello estamos pisoteando nuestra autoestima se baja y cada vez es más laborioso imponernos de nuevo y expresar nuestros deseos más profundos.
Poner límites significa aprender a decir que no si así lo sentimos. Nada de compromisos absurdos y del miedo a quedar mal o a ofender.
Poner límites forma parte también de nuestra libertad de Ser. ¿ Y qué puede ser más importante para nuestro Ser que su libertad?
Al poner límites le estamos diciendo a nuestro Ser que tiene nuestro apoyo y que a pesar de las circunstancias, confíe que siempre le elegiremos.
Cuando no lo hacemos, suele ser por miedos absurdos al que dirán , y a esa creencia limitante de que tenemos que complacer a los demás, olvidándonos por completo de nuestros sentimientos.
Y no nos damos cuenta o creemos que no es importante, que no pasa nada, que no nos va a suponer tanto esfuerzo ceder a los convencionalismos. Pero sí pasa.
Tu amor propio se va deteriorando, te acostumbras a esa forma de funcionar en que eres el segundón de tu vida. Y cada vez cuesta más decir no cuando quieres decir no y sí cuando quieres decir sí.
Y tu vida es tuya, y mereces estar en primer lugar. Pues si no estás el primero en tu vida, ¿ en la de quien vas a estarlo?
En el momento en que te atreves a ser tú mismo, a respetarte, a priorizarte, a darte valor, a ser coherente con tus deseos más profundos y también con los superficiales, tu autoestima sube.
Es una forma de quererte, de decirte a ti mismo que te amas, que respetas tu metro cuadrado. Que no dejas que nadie invada ese territorio tan especial y sagrado que es sólo tuyo.
Cuando sientas que ese espacio es profanado, un “no” a tiempo te va a evitar muchos disgustos.
Te llamarán egoísta, porque están muy acostumbrados a que estés ahí para ellos, pero de hecho, egoístas son aquellos que son incapaces de respetarte, que invaden tu terreno y tus límites, porque se aman sólo a ellos y les da igual si te dejan sin energía , si ellos salen beneficiados con ello.
Y cuando más tardes en poner límites peor, porque se creerán en su derecho.
Cuando se hacen concesiones, retroceder y rectificar cuesta más, porque al haber permitido, se ha convertido en un hábito muy cómodo y beneficioso, para todos menos para ti.
Y no quieren renunciar. Se aferran con mil argumentos. Pero nunca es tarde. Para dar, necesitamos hacerlo desde el vaso lleno.
Y para tener el vaso lleno tenemos que darnos ese tiempo y ese espacio para recargarnos, sin interferencias.
Y tenemos que aprender a fijar los límites bien claritos, para que no sean traspasados. Y aprender a elegir dónde y con quien invertimos nuestra energía y no por ello sentirnos culpables ni malas personas.
Simplemente se trata de respeto y amor propio. Cuanto más lo practiques más energía disponible tendrás y más fácil te resultará.
Tu espacio es sagrado, protégelo y pon límites en estos tres pasos:
1.Aprende a decir NO siempre que así lo sientas. No te auto obligues a compromisos por quedar bien o por el que dirán o pensarán o por pensar que la otra persona se va a ofender. Si te aprecia lo entenderá y si no, no merece estar en tu vida.
2.Pregúntate cada día qué vas a hacer para amarte y darte tu espacio sagrado, qué y a quien necesitas en ese momento, o si por el contrario sólo te necesitas a tí y por supuesto, actúa en consecuencia.
3. Háblate a ti mismo de la misma forma que le hablarías a quien más amas. Siente tu valor, tu merecimiento. Presérvate y se coherente con tus deseos más profundos y tus sentimientos. Si tu no cuidas de ti ¿ quién lo hará?
Y descubrirás que como más te amas y te cuidas, más te amarán y cuidarán, porque lo que hay en el interior se refleja en el exterior. De eso te hablaré en otro blog.
Gracias por leer como poner límites a tu espacio sagrado en 3 pasos.
¿Tienes tu espacio bien delimitado? ¿Te cuesta poner límites?
Me encantará leerte en comentarios.
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