Nos pasamos la vida hablando con nosotros mismos, aunque no seamos conscientes de ello. Nuestra mente pensadora no para de generar y nosotros escuchamos todo aquello que nos dice.
Cuando la tenemos entrenada para hablarnos bonito, la percepción que tenemos de nosotros mismos cambia, nos percibimos mejor, nos creemos mejores y ello se manifiesta así en el exterior, porque nuestra vida es un reflejo de lo que nosotros pensamos y sentimos. Y por supuesto, es un reflejo de lo que nos decimos y decimos. Si al pensamiento y al sentimiento le ponemos palabra el poder de manifestación es mucho mayor. Por ello, la forma en que nos pensamos, nos sentimos y nos hablamos nos empodera o nos desmerece.
Fíjate en cómo te expresas, a veces, cuando no nos salen las cosas como pretendemos exclamamos “es que soy idiota” “ es que no me sale nunca nada bien” “ es que soy torpe” “es que no puedo” “ es que yo soy así y no lo puedo cambiar”… nos autocriticamos y limitamos con nuestra forma de pensar, de hablar y sentir.
El poder del verbo es inmenso, por ello debemos cambiar esa forma de expresarnos. Debemos tratarnos a nosotros mismos más amorosamente. Seguro que si analizas no le hablas así a tu familia, amigos ni a la gente que aprecias, ni a nadie en general. Y sin embargo vas lanzando flechas envenenadas contra ti, que lejos de empoderarte te quitan valor y te merman la autoestima.
También debes ser cuidadoso en cómo te piensas. Porque pensar es también hablar con uno mismo. Aunque los demás no te oigan, tú sí te oyes y además estás hablando contigo continuamente, las veinticuatro horas del día y de la noche.
Aprende a hablarte bien y a hablar bien de ti, ello te da poder, el poder de tu autovaloración, que por supuesto, se reflejará también en el exterior.
Para ello ,háblate bien en 5 pasos :
1. Observa cómo te hablas y cuando te sorprendas castigándote a ti mismo con palabras ofensivas, rectifica. Pídete perdón y cambia el discurso hacia algo más positivo, que te de poder.
2. Fíjate en tus pensamientos, en si te alabas con ellos o te criticas. Si eres amable y tolerante contigo o bien duro e intransigente. Y en todo caso opta por la flexibilidad contigo mismo.
3. Pon en práctica las dos premisas anteriores. Cuanto más practiques, mejor te saldrá. Se trata de tomar consciencia de ello y rectificar. Se suave contigo, lo mereces
4.Persiste en tu empeño de hablarte bonito y observa cómo te sientes mejor y más satisfecho contigo mismo. La clave está en la práctica continua.
5. Piénsate, háblate y siente tu poder. Hablarte bien es una forma de amarte. Practícala cada día. Empodérate.
Y tu, ¿ te hablas bonito? Me encantará leerte en comentarios.
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